Internet es todavía un bebé, aunque uno que crece a un ritmo fuera de lo normal, con más fuerza y potencia. Las empresa tradicionales —por llamar de alguna forma a las que todavía no están en la red de redes— lo saben e intentan acercarse a la criatura de muchas formas: anuncios, community managers, tiendas online, reputación online (blog interesante sobre reputación online), etc.
Este gran auge hace que toda clase de empresa se plantee alguna forma de llevar sus productos o servicios a internet. Y aquí vale todo, desde venta de productos digitales (fáciles de distribuir) hasta empresas como Zalando, que venden ropa, calzado y cualquier otro elemento para vestirnos adecuadamente, por ejemplo. El tipo de producto ya no supone un gran problema.
Pero no todo es vender. Hay muchas barreras a superar cuando se entra “en el internet”: disponibilidad de productos, logística, posicionamiento web, control de reputación online, redes sociales… Sin hablar de la feroz competencia que hay en un mercado global como este, en el que las tiendas chinas de tecnología saben muy bien de qué va la cosa. Todo esto hace que nos preguntemos hacia dónde va el comercio electrónico
No todo es vender mucho
Puede que nuestra empresa venda mucho en internet, o planee hacerlo, pero un mal paso en las redes sociales puede acabar con su reputación online. Los aspectos negativos de un negocio se expanden infinitamente más rápido que los comentarios positivos. Como esto, existen bastantes problemas que una empresa puede afrontar cuando entra en internet:
- Mal posicionamiento web. Pocas visitas suponen pocas ventas.
- Falta de stock. La red puede ser traicionera. Una empresa puede afrontar un pico de ventas en un producto y saturarse. Si los usuarios quedan insatisfechos, puede encontrarse con una caída de ventas por pérdida de confianza.
- Mala reputación online. Alguien busca en Google el nombre de una tienda online y aparecen sólo resultados negativos, hablando de mal soporte y peores productos. Las sugerencias de Google también pueden ser traicioneras y agregar a nuestra marca palabras como “estafa”, “engaño”, “timadores”…
- Incremento de gasto y pocos resultados. Muchas empresas contratan servicios de marketing online (posicionamiento, anuncios en AdWords, campañas de email, etc.) y acaban pagando mucho por algo que no proporciona ventas por culpa de una mala agencia “vendehúmos.” Y sí, existen muchas de estas.
Convergencia hacia comercio electrónico 2.0
Ante todos estos problemas, surgen empresas especializadas en la resolución de cada uno de ellos. El comercio electrónico ya no sólo es vender o tener muchas visitas; supone mayor implicación con tus clientes, mayor preocupación por la calidad de tus servicios y productos y muchísimos aspectos más que antes eran más difíciles de apreciar. En un par de clics, podemos informarnos sobre ese nuevo coche que queremos comprar y saber si el concesionario es de fiar o no, para encontrar luego otro diferente que nos convenga más.
Las empresas buscan agencias que sean capaces de controlar “su internet” para no afrontar estos problemas o, si tienen que hacerlo, salir airosos de la situación.
Como todo lo relacionado con la tecnología, la especialización cada vez es mayor y hay que contar con perfiles muy diversos y concretos para gestionar adecuadamente un empresa que está en internet:
- Desarrollo web: Encargados de los cimientos de la empresa online. Una web debe estar bien hecha y contar con medios para resolver problemas casi en el acto.
- SEO: Si no estamos en Google, prácticamente no existimos. Aun así, hay otras maneras de obtener visitas y ventas, aunque pueden resultar más costosas.
- SEM: Mientras el SEO hace su efecto, podemos comenzar con marketing en buscadores. Las campañas en AdWords son siempre un buen sistema de venta (optimizadas y con sentido).
- Social Media: Nuestros clientes nos buscan y están ahí para elogiarnos y para quejarse. Es parte fundamental de nuestra reputación online.
- Analista web: Todo lo anterior produce muchos datos y proporciona mucha información sobre las visitas a nuestra web y las interacciones en redes sociales, entre otros aspectos. Debemos saber qué es cada cosa, cómo usarla en nuestra favor y encontrar aquellos puntos que nos harán más fuertes.
Poco a poco iremos viendo hacia dónde se mueve el comercio online, pero lo que está claro es que todo empresa que quiera estar en él debe también moverse, y rápido.